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miércoles, 20 de octubre de 2010

LA ZORRA Y LA HUACHWA

Se acercaba la época del invierno en la inmensa zona pasqueña. La zorra decidió ir de caza para poder traer la comida a sus siete hijitos pequeños y en el campo hallo un banquete de pajarillos. Desde muy temprano, llevando un gran costal y su aguja, había salido a cazar, dejando muy protegido a sus tiernos hijos.
La zorra muy astuta les reto e hicieron una apuesta a los pajaritos a que ellos no llenaban en el costal porque eran muy pocos y los pajaritos inocentes cayeron en su trampa y todos empezaron a llenarse en el costal una vez que estuvieron en el costal ya con la gigante bola repleta decidió volver a su casa para iniciar la gran panzada, pero fatalmente se dio cuenta que apenas podía arrastrar el costal por el enorme peso que tenía.
De todas maneras, padeciendo una Barbaridad arrastró la talega hasta la casa de la huachwa a la que muy emocionada dijo:
- Comadrita Huachwa, quiero encargarte esta mi bola por un rato voy a traer a mis hijos para que me ayuden. Entretanto comadrita, que se quede aquí esto y le suplico que no la vaya abrir. Se la encomiendo con mucho cariño no la vaya a abrir.
Diciendo esto partió la cargadora a traer a sus hijos para que la ayudaran. Al
Quedar sola la huachwa, intrigado por el encargo de la zorra, curiosa al fin como toda hembra, abrió la boca del saco con el fin de ver su contenido en un santiamén los pájaros volaron dejando a la curiosa con el bolsón vacío en la mano. Ahora ¿que iba a decirle a su comadre?. De momento la huachwa no supo que hacer, pero angustiada por su falta, rápidamente pensó un plan con gran cuidado comenzó a llenar la bolsa con unas “champas” espinosas llamadas “ishancas”, cuando la hubo repletado, la volvió a su lugar. Pasado un rato apareció la zorra acompañada de sus hijitos y agradeciendo a la huachwa por la amabilidad del cuidado, cargó la gigantesca bolsa con la ayuda de sus hijos. A medida que avanzaban, los cachorro se quejaban de los hincones que recibían, pero la zorra en la seguridad de que serían los picos y las garras de los pajaritos los instaba a seguir delante en silencio. Por fin llegaron y metieron la bolsa en la gran madriguera, ya dentro de ella, la zorra les dijo a sus hijitos.
- Hijitos, colóquense en las partes altas y cuando yo vacíe la bolsa, ustedes se tiran sobre su contenido
Y así fue los cachorritos hicieron caso al mandato de su madre y se tiraron con todas sus fuerzas a coger la dulce sorpresa que les había traído y al momento se vio el resultado: con las manitas atravesadas por las espinas comenzaron a llorar sangrantes.
La madre al darse cuenta del engaño fue muy furiosa a buscar a huachwa para ajustarle cuentas y después de buscarla un buen rato dio con ella, se encontraba nadando en el centro de la laguna. La zorra encolerizada la llamaba a grandes voces, pero la huachwa como sino la oyera seguía campante nadando en el centro de la laguna. Decidida a castigar su maldad, la zorra comenzó a beber iracunda el agua con el deseo de secar la laguna y coger a su comadre; pero a medida que bebía rabiosa, su vientre se hacía mucho más gigantesco, hasta que en un momento reventó como una bomba.

AUTOR: T.P.N.

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