Datos personales

walter19989
Ver todo mi perfil

Paginas Recomendadas

Featured Video


domingo, 28 de noviembre de 2010

EL GRILLO

Un humilde grillo negro veia desde su cueva a cierta mariposilla que giraba en la pradera luciendo sus finas alas tejidas con oro y seda. Vagaba la mariposa, como soberana aérea, entre las flores del prado, y posaba en las más bellas, que al recibirla se abrían para ofrecerle su néctar.
- Ah! -triste exclamaba el pobre grillo en su celda-¡Cuán distinta es nuestra suerte! A ti, la naturaleza te regalo sus tesoros, mientras yo entre tinieblas sepultado vivo siempre con las mas triste miserias. No tengo ningún talento; ridícula es mi presencia; nadie se acuerda de mi; ¡como si yo no existiera!.
Mientras asi el pobre grillo al aire daba sus quejas, siete u ocho rapazuelos en el prado se presentaban, y en pos de la mariposa se lanzan a la carrera. Los pañuelos y las gorras la arrojaban para prenderla, e inútilmente el insecto por verse libre se esfuerza; que pronto aquellos rapaces entre sus manos le apresan, y arrebátanle las alas y le aplastan la cabeza.
El grillo, espantado, dijo al mirar la triste escena:
- Jamas volveré a quejarme... nunca dejare mi cueva.

Moraleja: No reniegues de tu estado, toda tu vida es un tesoro en el devenir del tiempo.

AUTOR: Florián
viernes, 12 de noviembre de 2010

LA ESTRELLA DIMINUTA

Había una vez una estrella muy, muy chiquitita, tan pequeñita como un mosquito, que vivía en el cielo junto a sus papás, dos estrellas enormes. La pequeña estrella era muy curiosa y siempre quería verlo todo, pero sus papás le decían que aún era pequeña para ir sola, y que debía esperar.
Un día, la estrella vio un pequeño planeta azul; era tan bonito que se olvidó de lo que le habían dicho sus padres, y se fue hacia aquel planeta. Pero voló tan rápido, tan rápido, que se desorientó y ya no sabía volver.

Una vez en la Tierra, donde creía que lo pasaría bien, la gente y los demás animales la confundieron con una luciérnaga brillantísima, así que todos querían atraparla. Huyó como pudo, muy asustada, hasta que se escondió tras una sábana. Entonces todos pensaron que era un fantasma, y huyeron despavoridos. La estrellita aprovechó su disfraz para divertirse muchísimo asustando a todo el mundo, hasta que llegó a una montaña en la que vivía un gran dragón. La estrellita también trató de asustarle, pero no sabía que era un dragón comefantasmas, y cuando quiso darse cuenta, se encontraba entre las llamas de fuego que escupía por su boca el dragón.

Afortunadamente era una estrella muy caliente, así que pudo escapar del fuego y del dragón, pero acabó muerta de miedo y de tristeza por no estar con sus papás. Estuvo llorando un rato, pero luego se le ocurrió una idea para encontrar a sus papás: buscó una gran roca en una montaña altísima, y desde allí, mirando al cielo, se asomó y se escondió, se asomó y escondió, y así una y otra vez. Sus papás, que la andaban buscando preocupadísimos, vieron su luz intermitente brillar en la noche, y acudieron corriendo a señalarle el camino de vuelta.

Así la estrellita vivió muchas aventuras y aprendió muchas cosas, pero ya no se le volvío a ocurrir irse solita hasta que fuera mayor.

AUTOR: Pedro Pablo Sacristán

martes, 2 de noviembre de 2010

NACIMIENTO DE JESÚS

El nacimiento de Jesucristo fue así: Su madre, María, estaba comprometida para casarse con José, pero antes de unirse, se halló que estaba encinta por obra del Espíritu Santo. Como José, su esposo, era un hombre justo y no quería exponerla a vergüenza pública, pensó separarse de en secreto.

Pero después de considerarlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir en, tu casa a María por esposa, porque lo concebido en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados."

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: 'La virgen quedará encinta y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel" (que significa: "Dios con nosotros").

Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y llevó a María a su casa como esposa suya. Pero no tuvo relación conyugal con ella hasta que dio a luz un hijo.

En aquellos días decretó César* Augusto* que se hiciera un censo de todo el mundo romano. (Este fue el primer censo que se efectuó siendo Cirenio gobernador de Siria.) Iban todos a inscribirse, cada uno a su propio pueblo.

Así que también José subió del pueblo de Nazaret de Galilea a Judea, a Belén, el pueblo de David, por ser él de la casa y del linaje de David. Fue allá a inscribirse junto con María, que estaba comprometida para casarse con él y se encontraba encinta. Mientras estaban allí, llegó el tiempo de que naciera el niño, y ella dio a luz a su primer hijo. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en el mesón.*

Los pastores y los ángeles

Habla unos pastores que vivían en los campos cercanos y cuidaban sus rebaños durante la noche. Se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió con su resplandor; y estaban aterrados. Pero el ángel les dijo: “No tengan miedo. Les traigo una buena noticia de gran alegría que será para todo el pueblo. Les ha nacido hoy en el pueblo de David un Salvador, que es Cristo” el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre."

De repente apareció con el ángel una gran multitud del ejército celestial, que alababan a Dios y decían: "Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace."

Cuando los ángeles los dejaron y se fueron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Vamos a Belén a ver esto que ha sucedido, que el Honor nos ha dado a conocer."

Así que fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño que estaba acostado en el pesebre. Cuando lo vieron, divulgaron la noticia do lo que se les habla dicho acerca de este niño, y todos los que la oyeron se asombraron de lo que los pastores les dijeron. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en el corazón. Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, que sucedieron tal como se les había dicho.

Presentación de Jesús en el templo

Al octavo día, cuando se cumplió el tiempo para circuncidarlo, lo llamaron Jesús, el nombre que le había puesto el ángel antes que fuera concebido.

Cuando se cumplió el tiempo de la purificación* de ellos según la ley de Moisés, José y María lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor (como está escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito* será consagrado al Señor”), y para ofrecer un sacrificio conforme a lo dicho en la ley del Señor: “un par de tórtolas o dos pichones”.

Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y devoto. El esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él. El Espíritu Santo le había revelado que no moriría sin antes ver al Cristo del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue a los atrios del templo. Cuando los padres llevaron al niño Jesús para hacer con él lo que exigía la costumbre de la ley, Sime6n lo tomó en sus brazos y alabó a Dios diciendo: "Soberano Señor, como has prometido, ahora despides a tu siervo en paz. Porque han visto mis ojos tu salvación, que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para revelación a los no judíos y gloria de tu pueblo Israel.”

El padre y la madre del niño se quedaron maravillados de las cosas que se decían de él. Sime6n los bendijo y le dijo a María, la madre de Jesús: Este niño está destinado a causar la caída y el levantamiento de muchos en Israel, y a ser una señal contra la cual se hablará, a fin de que se descubran los pensamientos de muchos corazones. Y a ti misma una espada te atravesará el alma."

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era muy anciana; había vivido con su esposo siete años después de casarse, y luego permaneció viuda hasta la edad de ochenta y cuatro. Nunca salía del templo, sino que adoraba a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Acercándose a ellos en ese mismo momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

Visita de los magos

Después que Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, llegaron a Jerusalén unos magos* procedentes del Oriente.

- ¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? - preguntaron Vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarlo.

Cuando lo oyó el rey Herodes, se alteró, y toda Jerusalén con él. Después de convocar a todos los jefes de los sacerdotes y maestros de la ley* del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.

- En Belén de Judea - le respondieron -, porque esto es lo que ha escrito el profeta: Pero tú, Belén, en la tierra de Judá, de ninguna manera eres la menor entre los gobernantes de Judá; porque de ti saldrá un gobernante que será el pastor de mi pueblo Israel.'

Herodes llamó en secreto a los magos y se enteró por ellos del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. Los envió a Belén y les dijo:

- Vayan y busquen con diligencia al niño. Tan pronto como lo encuentren, avísenme, para que yo también vaya y lo adore.

Después de oír al rey, siguieron su camino, y la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de alegría. Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre; y postrándose, lo adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron regalos de oro, de incienso y de mirra.* Advertidos en sueños que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

La huida a Egipto

Cuando ya se habían ido, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo:

- Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.

Así que se levantó, tomó al niño y a su madre durante la noche, y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que el Señor había dicho por medio del profeta: "De Egipto llamé a mi hijo.”

Herodes manda matar a los niños

Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos se habían burlado de él, se enfureció y mandó matar a todos los niños menores de dos años en Belén y en sus alrededores, de acuerdo con el tiempo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías: "Se oye una voz en Ramá, llanto y gran lamentación, Raquel que Hora por sus hijos y se niega a ser consolada, porque ya no existen."

El regreso a Nazaret

Muerto Herodes, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José en Egipto y le dijo:

- Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel porque que ya están muertos los que procuraban quitarle al niño la vida.

Así que se levantó, tomó al niño y a su madre, y se fue a la tierra de Israel. Pero al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá. Habiendo sido advertido en sueños se retiró al distrito de Galilea, y fue a vivir en pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas. “Será llamado Nazareno.” Y el niño crecía y se fortalecía; se llenaba de sabiduría, y la gracia de Dios estaba sobre él.

FUENTE: El Libro de Vida